martes, 28 de septiembre de 2010

¿Por qué es importante lavarse las manos?


·                                                                                            Bastan 15 segundos para una buena higiene de manos 

No hay días en que no se toquen bacterias, por eso el lavado de manos es la principal medida para prevenir la transmisión de enfermedades. Para hacerlo correctamente sólo requiere de unos segundos de nuestro tiempo, lo que ahorra futuras visitas al médico.
Utilice jabón y frótese vigorosamente las manos durante 15 segundos, asegúrese de lavar bien el área de los dedos y debajo de las uñas donde a los gérmenes les encanta esconderse. Luego enjuague con abundante agua tibia y séquelas con una toalla limpia o papel descartable.
También puede realizarse el lavado con jabón antibacterial, que contiene un agente anti-microbiano asociado, como la clorhexidina. Phoenix dentro de su línea Pervinox ofrece con este fin el primer Jabón Espuma Antibacterial, que está pensado para su uso diario en el hogar y puede brindar un mejor efecto antiséptico.
Muchas veces, estamos frente a situaciones en las que no disponemos de agua y jabón. Para estos casos, Pervicol (el alcohol en gel de Pervinox),  permite una rápida higiene de manos sin enjuague, evitando la sequedad e irritación de la piel por contener aloe ver y glicerina. Luego de 30 segundos de su aplicación, el alcohol en gel reduce significativamente el recuento de bacterias de las manos. Pervicol puede ser usado tanto en el hogar, como en circunstancias en las que no se dispone de los medios adecuados para el lavado de manos, como en un viaje, cuando estamos en los medios de transporte públicos o en el colegio.

Para disminuir la propagación de los gérmenes entre las personas que lo rodean, establezca el lavado de manos con frecuencia como una regla y enséñesela a los más pequeños. Se recomienda hacerlo:
• Antes de las comidas.
• Antes de alimentar o darle de mamar a los niños.
• Antes y después de preparar la comida.
• Luego de ir al baño o ayudar a limpiarse a un niño, o bien después de cambiarle los pañales a un bebé.
• Después de sonarse la nariz, toser o estornudar sobre las manos.
• Antes y después de estar con una persona enferma o curarle una herida.
• Después de tocar a una mascota o tener contacto con sus desperdicios

Puede suceder que los niños no escuchen cuando les dice que se laven las manos antes de las comidas, pero este es un mensaje que vale la pena repetir. Una buena higiene de esta área es la primera línea de defensa frente a la propagación de muchas enfermedades.
El 15 de Octubre del pasado año se celebró el día mundial del lavado de manos en 60 países y en cinco continentes, cuyo mensaje a difundir fue que el simple hecho de hacerlo evitaría la muerte de miles de niños.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Atención a cuando los huesos no resisten un deporte

Si se sobreexige al cuerpo, pueden aparecer pequeñas fracturas por estrés

“Reposo” es una palabra que unos cuantos amantes del deporte prefieren no escuchar de boca del traumatólogo ante una lesión o un dolor persistente. Muchas veces, ignoran el consejo médico y siguen haciendo más ejercicio o reanudan la actividad física ante el primer signo de mejoría. Pero esta actitud de fanatismo puede resultar perjudicial a la larga. Así sucede con las fracturas por estrés, que se producen por movimientos repetitivos que ejercen una sobrecarga en el hueso.



Conocidos son los beneficios del ejercicio para la salud física y mental de las personas. No sólo fortalece los músculos, sino que también permite prevenir problemas cardiovasculares, favorece el equilibrio y la coordinación, mejora la capacidad respiratoria, entre tantas otras ventajas.



Sin embargo, en ocasiones, el uso excesivo o “sobreuso” de una parte del cuerpo al hacer actividad, en el transcurso de semanas o meses, puede desembocar en pequeñas fracturas en el hueso: el músculo no es capaz de tolerar la fuerza repetitiva que se ejerce sobre él y traslada esta carga al hueso. Si la persona no descansa lo suficiente, no da tiempo al hueso a recuperarse de esta sobreexigencia.



También pueden aparecer fracturas por estrés cuando se aumenta en forma repentina la intensidad de una actividad o cuando se cambia la superficie de práctica, por ejemplo, de una cancha de tenis de ladrillo a una cancha de cemento. Además, las personas con huesos débiles o que son propensas a la osteoporosis, como las mujeres, tienen una probabilidad mayor de sufrir este tipo de problema.



Las fracturas por estrés provocan dolor en el hueso afectado, que desaparece al descansar. Muchas veces basta con hacer reposo y aplicar hielo si hay hinchazón. En casos más graves, podría ser necesario usar muletas o colocar un yeso. El médico será quien determine cuál es el mejor tratamiento a seguir y cuándo la persona puede retomar el deporte.



Un inconveniente que suponen estas pequeñas fracturas óseas es que pueden no ser detectables con una simple radiografía, sobre todo, en las primeras etapas. En esos casos, una resonancia magnética o una tomografía computada permitirán precisar el diagnóstico. Si la fractura no se detectó o bien la persona no prestó importancia a los síntomas de dolor, es posible que la lesión aumente de tamaño y pueda identificarse mediante el diagnóstico por imágenes.



Los huesos qué más sufren fracturas por estrés son los del pie y la tibia. También la cadera y el fémur. En particular, ocurren en los deportes de impacto, en los que se descarga peso sobre el cuerpo, como el atletismo, el tenis, el básquet y la gimnasia.



No hace falta llegar al extremo de abandonar una actividad para prevenir las fracturas por estrés: sólo deben tomarse algunas precauciones. En primer lugar, es importante usar calzado adecuado para el deporte que se practica y cambiarlo cuando esté desgastado. Un consumo adecuado de calcio y vitamina D es otra de las medidas útiles para fortalecer los huesos.



También se recomienda hacer un entrenamiento cruzado, es decir, alternar el tipo de ejercicio físico que logre los mismos objetivos. Por ejemplo, si uno corre para reducir el riesgo cardiovascular, en lugar de hacerlo cinco días a la semana, es preferible correr tres días y andar en bicicleta los otros dos días, a fin de evitar los movimientos repetitivos de las piernas. Además, es importante no hacer cambios drásticos: no es bueno aumentar de golpe la intensidad del entrenamiento o pasar del sedentarismo a realizar ejercicio cuatro veces a la semana.



El afán por la actividad física resulta muy positivo para la salud, pero siempre hay que escuchar al cuerpo. Si aparece dolor a causa de una fractura por estrés, hay que suspender el ejercicio y hacer reposo hasta que el médico lo considere apropiado. Y una vez que se autorice la reanudación de la actividad, debe hacerse en forma gradual, incrementado la intensidad de a poco, para darle tiempo al cuerpo a que se adapte nuevamente. De lo contrario, pueden producirse lesiones más serias, capaces de comprometer aún más la práctica de un deporte.

Para tener en cuenta!! Y algunos que no lo tienen!
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¿No quiere cocinar? Coma crudo y gane en salud

Para nadie es un secreto que los alimentos crudos ayudan a una digestión más fácil y saludable, además de evitar el gasto de nuestras reservas enzimáticas. Las enzimas son sustancias que ayudan a la mejor absorción de los alimentos en nuestro organismo y a la preservación de nuestros órganos. Ellas son las responsables por las reacciones químicas que suceden en el cuerpo. Cuando fallan, las vitaminas, minerales y las hormonas no consiguen cumplir bien su papel.

Nuestro organismo posee una reserva de enzimas determinada, pero cuando las personas comen mal, se ejercitan poco o ingieren muchas sustancias químicas, esa cantidad de enzimas resulta ser insuficiente para procesar correctamente los alimentos y ayudar a su vez a una correcta nutrición. Es muy importante que el cuerpo no agote su existencia de enzimas, porque eso puede acarrear diversos tipos de dolencias, así como envejecimiento y muerte prematuros.

Los alimentos cocinados, hervidos, enlatados o pasteurizados u objeto de cualquier tipo de procesamiento pierden sus enzimas y por eso necesitan de las que produce nuestro cuerpo para poder ser digeridos. Así, los órganos del sistema digestivo deben tomar sustancias del sistema inmunológico causando reacciones adversas como gases, dolor de estómago, dolores en las articulaciones y los músculos, insomnio, diarrea, constipación, acné, envejecimiento precoz y celulitis, entre otras dolencias.

Un dato: use y abuse del té blanco. El té blanco es la versión menos procesada del té verde, pero es cosechado antes de que las flores se abran. Los brotes y las hojas de la planta son cocidos al vapor y sometidos a un proceso de secado. A diferencia del verde y el negro, el té blanco no pasa por fermentación y la recolección se realiza apenas dos días por año, por eso lo raro y lo caro que suele ser cuando se encuentra.

El té blanco acelera el metabolismo y ayuda a eliminar la grasa corporal. Además es un antioxidante que ayuda en los procesos inflamatorios celulares como ocurre con la obesidad.

Otras bondades del producto son:

-Posee una gran concentración de polifenoles y otros antioxidantes que ayudan a neutralizar la acción de los radicales libres responsables por el envejecimiento celular.

-Es anticancerígeno. Investigaciones realizadas con el té blanco probaron la eficiencia del producto para inhibir mutaciones genéticas que pueden originar el cáncer y ayudar en la disminución de los niveles de LDL (colesterol malo que bloquea las arterias) evitando problemas cardíacos como ateroesclerosis e infarto.

-Auxilia al sistema inmunológico. Las sustancias presentes en la Camellia sinensis (té blanco) tienen acción antigripal, antiinflamatoria, activan el sistema inmunológico y regeneran la piel.

Lo ideal es consumir por lo menos tres tazas de té por día, caliente o frío, y mejor sin azúcar.

Lo más recomendable es beber el té hacia el final de la tarde, máximo a las 18 horas. El gran volumen de cafeína que contiene hace que si se ingiere luego pueda causar insomnio. Además, lo ideal es tomarlo poco después de preparado y dejarlo en infusión un mínimo de tres minutos, ya que el aire destruye parte de los componentes activos. Trate de prepararlo con agua filtrada: la infusión con agua corriente puede alterar el sabor, aroma y propiedades del producto. También es recomendable la compra de las hojas deshidratadas, una opción mejor que la de los saquitos de té industrializados.